Rentabilidad sin sustos: sí, es posible
Cuando hablamos de invertir, parece que siempre hay que elegir entre arriesgar para ganar más o ir a lo seguro y conformarte con poco. Pero eso no es del todo cierto. Hoy en día, combinar fondos cotizados (ETF) con productos de ahorro garantizado puede ser una forma muy inteligente de proteger tu dinero sin renunciar del todo a una buena rentabilidad.
Y no, no hace falta que seas un experto en mercados financieros para hacerlo bien. Solo hay que entender lo básico y tener claro qué quieres conseguir con tu dinero. Porque si lo dejas parado, ya sabes lo que pasa: la inflación se lo come.
¿Qué aportan los ETF y qué te da el ahorro garantizado?
Vamos por partes. Los fondos cotizados son como una especie de mezcla entre fondo de inversión y acción. Se compran y se venden en bolsa, puedes entrar y salir cuando quieras, y su gran ventaja es que con una sola inversión puedes estar expuesto a decenas o cientos de activos. O sea, mucha diversificación con muy pocas comisiones.
Además, en 2025 hay ETF para todo: desde tecnología hasta energías renovables, pasando por índices de renta fija o materias primas. Y puedes invertir desde cantidades muy pequeñas.
Por otro lado, están los productos de ahorro garantizado, como los seguros de ahorro o algunos depósitos estructurados. Aquí no hay sustos: sabes que tu capital está protegido y que vas a obtener un interés, aunque sea modesto. Son productos más pensados para quien no quiere jugar con su dinero y prefiere ir poco a poco, pero seguro.
Entonces, ¿por qué elegir uno cuando puedes tener los dos?
La combinación que puede darte equilibrio
Aquí está la clave de todo: la mezcla. Si metes todo tu dinero en ETF, puedes conseguir más rentabilidad, sí, pero también te comes las caídas del mercado. Si lo metes todo en productos garantizados, duermes tranquilo, pero tus ahorros apenas crecen. El punto intermedio es lo que marca la diferencia.
¿Cómo lo haces? Pues depende de cómo seas tú. No hay una fórmula mágica, pero aquí te dejo una pequeña guía para que lo veas más claro:
- Si eres de los que prefiere tenerlo todo controlado y te estresan las noticias económicas, quizá te interese poner el 80% en ahorro garantizado y un 20% en ETF. Así no te la juegas, pero tienes algo de crecimiento.
- Si eres más de perfil medio, y ya sabes lo que es invertir o no te da miedo cierta volatilidad, puedes ir a un 50-50. Aquí ya hablamos de equilibrio real.
- Y si te va más la marcha y estás pensando en el largo plazo (hablamos de mínimo 10 años), puedes tener un 70% o incluso más en ETF, y el resto en productos garantizados como fondo de emergencia o para cubrir necesidades más a corto plazo.
Eso sí: lo importante no es tanto cuánto pongas en cada uno, sino que tengas una estrategia clara y que la revises cada cierto tiempo. Porque tu vida cambia, el mercado cambia y tus objetivos también lo harán.
Combinar fondos cotizados y productos de ahorro garantizado sí merece la pena. Es una forma sensata de invertir: sin jugártela del todo, pero sin quedarte estancado. Porque si hay una verdad que no cambia en esto del dinero, es que dejarlo parado nunca fue una buena idea.