Cuando pensamos en invertir, es común sentir que debemos elegir entre dos mundos: el de mayor riesgo, con posibles grandes rendimientos, y el de la seguridad, donde el capital parece más protegido, pero los beneficios son limitados. La buena noticia es que no siempre tienes que decidirte por uno u otro: combinar fondos cotizados (ETFs) con productos de ahorro garantizado puede ser una estrategia interesante. Veamos si realmente merece la pena.
Qué son los fondos cotizados y el ahorro garantizado
Los fondos cotizados son vehículos de inversión que replican el rendimiento de un índice, sector o grupo de activos. Su principal ventaja es la diversificación inmediata que ofrecen, ya que con una sola inversión puedes acceder a múltiples acciones, bonos u otros activos. Además, su flexibilidad es notable porque se compran y venden como cualquier acción en el mercado.
Por otro lado, los productos de ahorro garantizado, como los depósitos a plazo fijo o los seguros de capital, son lo opuesto en términos de riesgo. Aquí, tu dinero está protegido, y aunque la rentabilidad puede no ser emocionante, te aseguran que no perderás tu inversión inicial.
¿Qué ventajas tiene esta combinación?
Combinar estos dos tipos de productos puede ser una manera eficaz de diversificar tu estrategia financiera. Aquí tienes algunas ventajas que quizás no habías considerado:
- Equilibrio entre riesgo y seguridad: Los ETFs pueden ofrecerte un rendimiento más alto gracias a su exposición al mercado, mientras que el ahorro garantizado actúa como un colchón en caso de que los mercados se desplomen.
- Flexibilidad a corto y largo plazo: Los ETFs suelen ser más líquidos y se pueden ajustar fácilmente en el corto plazo. Por su parte, los productos garantizados son ideales para objetivos más lejanos o para mantener parte de tu patrimonio sin sobresaltos.
- Diversificación inteligente: Al incluir ambas opciones, reduces el riesgo global de tu cartera, ya que no dependes exclusivamente del comportamiento de un mercado o de un tipo de activo.
Puntos a tener en cuenta antes de combinar
Aunque la estrategia tiene sentido en muchos casos, hay factores importantes que debes analizar antes de lanzarte:
- Tus objetivos financieros: Si estás buscando construir patrimonio a largo plazo, los ETFs pueden ser tu mayor aliado. Pero si necesitas proteger un capital específico, el ahorro garantizado puede ser el refugio ideal.
- Tu tolerancia al riesgo: Es posible que no te sientas cómodo viendo fluctuaciones diarias en los valores de tus ETFs. Si es tu caso, tal vez necesites inclinarte más hacia el ahorro garantizado.
- Costes y comisiones: Los ETFs tienen comisiones de gestión bajas, pero si operas con frecuencia, las comisiones de compraventa pueden acumularse. En cuanto al ahorro garantizado, es importante revisar los términos para evitar penalizaciones si necesitas retirar el dinero antes del plazo pactado.
- Rentabilidad ajustada a la inflación: Si bien los productos garantizados protegen tu capital nominal, en un entorno de inflación alta podrían no ofrecer rendimientos reales positivos. Los ETFs, en cambio, tienen más probabilidades de crecer al ritmo de la economía.
¿Es para ti esta estrategia?
La combinación de ETFs y ahorro garantizado no es una fórmula mágica que funcione para todos. Es una estrategia que cobra sentido si buscas equilibrar la seguridad con el potencial de crecimiento. Pero, como con cualquier decisión financiera, es clave entender bien tu situación personal. Si te sientes abrumado o no estás seguro de cómo estructurar tu cartera, un asesor financiero puede ser de gran ayuda.
Al final, no se trata solo de “dónde invertir”, sino de cómo hacer que tus inversiones trabajen juntas de manera armoniosa para ayudarte a lograr tus metas.