Vamos al grano. Durante años, los ETF de dividendos han sido ese lugar “seguro” al que muchos acudían cuando querían tener una renta pasiva sin demasiadas complicaciones. Y tenía sentido: las empresas que reparten dividendos suelen ser estables, llevan años dando beneficios y no suelen tener sustos. Pero claro, ahora estamos en otro momento. 2025 ha llegado con la inflación bajando y eso nos obliga a replantearnos cosas.
Ya no estamos en los tiempos donde todo subía sin freno y cada decisión financiera parecía una carrera contrarreloj. Hoy, con un contexto más relajado (pero no por ello más fácil), toca revisar si seguir apostando por estos ETF tiene sentido. ¿Son una buena idea o hay alternativas más interesantes?
¿Qué está pasando con la economía en 2025?
Después del subidón inflacionario que vivimos entre 2021 y 2023, las cosas empiezan a calmarse. En Europa y en Estados Unidos la inflación ha ido moderándose, y eso ha hecho que los bancos centrales empiecen a levantar un poco el pie del freno. Ya no se habla tanto de subidas de tipos, y de hecho, en algunos países incluso se están planteando bajarlos.
¿Y esto cómo afecta a tu bolsillo (y a tus inversiones)? Pues en varios sentidos. Si baja la inflación, ese “escudo” que ofrecían los dividendos para protegerte del encarecimiento de la vida ya no es tan necesario. Pero ojo, eso no significa que los ETF de dividendos ya no tengan sentido. Ni mucho menos.
¿Siguen teniendo sentido los ETF de dividendos?
Aquí es donde hay que matizar. Los ETF de dividendos siguen aportando algo muy valioso: ingresos constantes y previsibles. Y eso, incluso en un entorno con baja inflación, sigue siendo oro puro para muchos perfiles de inversor.
Además, si los bancos centrales terminan bajando los tipos (algo que está sobre la mesa), los depósitos y la renta fija volverán a ofrecer rentabilidades muy bajas. ¿Y entonces qué? Pues que mucha gente volverá a mirar hacia las acciones con buenos dividendos, lo que puede hacer que estos ETF sigan funcionando muy bien.
Ahora bien, no todos los ETF de dividendos son iguales. En 2025 hay más opciones que nunca, y no todas tienen la misma calidad ni ofrecen lo mismo. Algunos siguen tirando de empresas muy maduras y con poca capacidad de crecimiento. Otros están empezando a apostar por sectores menos tradicionales, como tecnología o energías limpias, que también han empezado a repartir dividendos atractivos.
En qué fijarse si quieres invertir en ETF de dividendos este año
Si decides apostar por esta estrategia, aquí van algunos puntos clave que deberías tener en cuenta:
- Calidad de las empresas: No te dejes llevar solo por la rentabilidad por dividendo. Busca ETF que inviertan en compañías sólidas, con flujo de caja constante y sin deudas que asusten.
- Diversificación: Fíjate en que no estén demasiado centrados en un solo sector o país. La diversificación sigue siendo tu mejor aliada.
- Comisiones: Hay ETF que parecen muy rentables, pero luego tienen costes escondidos que te van quitando parte del pastel. Comprueba el TER (Total Expense Ratio) antes de lanzarte.
- Historial de dividendos: Mejor un dividendo sostenible que uno espectacular pero puntual. Busca estabilidad, no sorpresas.
Y ahora la pregunta del millón: ¿vale la pena invertir en ellos en 2025? Pues depende de lo que estés buscando. Si quieres crecimiento puro y duro, puede que haya otras opciones más agresivas. Pero si buscas tranquilidad, ingresos recurrentes y estabilidad, los ETF de dividendos siguen teniendo un sitio importante en muchas carteras.
La inflación está bajando, sí. Pero eso no significa que los ETF de dividendos hayan perdido su encanto. Siguen siendo una herramienta útil para generar ingresos pasivos, especialmente si no te interesa estar comprando y vendiendo todo el día.
Eso sí, 2025 es un año para afinar la puntería. Ya no vale con comprar cualquier cosa y esperar a que funcione. Elige bien, mira bajo el capó y no te fíes solo de la etiqueta “alto dividendo”. Como siempre, la clave está en los detalles.