Los ETF (Exchange-Traded-Funds) pueden traducirse en castellano como Fondos de Inversión Mobiliaria que cotizan en bolsa. Como ustedes saben, se trata de fondos que se negocian como las acciones, los cuales se pueden comprar y vender en el día. Es decir, el inversor puede invertir con la misma facilidad en la acción de Telefónica o Santander que en un fondo ETF.
Como con las acciones, el precio de los ETF varía continuamente a lo largo del día, en función de la oferta y la demanda. El inversor los podrá vender cuando desee, durante el período de negociación de la bolsa de valores en la que estén cotizando, dando la orden de venta a su intermediario financiero.
Hoy en día, los ETF que replican en deuda corporativa con calificación AAA se han convertido en una oportunidad muy interesante para el inversor minorista ante un posible escenario de deflación, ya que según los expertos, incrementaría la rentabilidad real de las notas que emiten las empresas.
En EEUU, los inversores minoristas apuestan fuertemente por los ETF de bonos corporativos como forma de ahorro ante una inminente caída de los precios. Uno de los ETF de este tipo más populares entre los operadores estadounidenses es el iShares iBoxx $ High Yield Corporate Bond Fund que acumula una rentabilidad en lo que va de año del 0,26%.
En Europa todavía no se encuentra fuertemente instalado este tema, aunque varios analistas no descartan la entrada de estos productos en el largo plazo, ya que existen bonos de compañías como Telefónica o Iberdrola con muy alta calidad.
En el segmento de fondos cotizados o ETF, el efectivo negociado se elevó a 269 millones de euros, el 14,7 por ciento más que en diciembre, y el número de negociaciones, que se situó en 3.300, experimentó un incremento del 18 por ciento respecto a diciembre y del 5,7 por ciento respecto a enero del pasado año.