Como ya hemos dicho muchas veces, los ETF son uno de los instrumentos financieros que más adeptos está encontrando cada día. La facilidad de su contratación, así como del funcionamiento los hacen unos vehículos de ahorro muy atractivos a los ojos de cualquier inversor.
Los ETFs son un tipo de fondos que permiten una diversificación total de la cartera con un solo instrumento, uno de los objetivos de cualquier inversor activos. El pequeño inversor a menudo es el que elige estos fondos que replican índices pues no pueden estar continuamente observando la evolución del mercado y dedicarse a una inversión activa.
Y es que muchos inversores activos se están pasando a la inversión pasiva precisamente por ese motivo, por lo difícil que resulta escoger los elementos que formen la “cartera perfecta”. Ni siquiera los expertos aciertan a veces. Seguramente el pequeño inversor será mejor en índices pasivos que en fondos negociados en bolsa.
Cada año, los inversores ven en esto un seleccionador de acciones normal, pero lo cierto es que en 2014 el 86% de los fondos activos fue inferior al S&P 500. Esto es así porque el mercado es eficiente. Es decir que hay muchas personas que procesan toda la nueva información, y esto se refleja directamente en los precios de mercado.
Es cierto que hay líneas de inversión con gestores activos, que han encontrado una buena trayectoria y un buen beneficio, como por ejemplo las inversiones de Warren Buffet, pero aún así es muy difícil encontrarlo. No es que nadie pueda encontrarlo, pero ganar al mercado no es fácil. Por eso la mejor opción son los fondos índice.
El otro consejo por supuesto es diversificar. Una de las claves del buen inversor, es dividir sus inversiones en diferentes sectores y mercados. Así aprovecharán todas las oportunidades de crecimiento en lugar de la rentabilidad de otro tipo de activos. La diversificación es sinónimo de menos riesgo.