La economía se ha convertido en una serie de altibajos, en la que encadenamos euforias y depresiones. Para las clases medias y bajas las euforias no son tan eufóricas y las depresiones son más deprimidas, pero a fin de cuentas, la estructura es la misma para todos: hoy abajo, mañana arriba, pasado abajo de nuevo.
El mundo funciona mediante burbujas, no solo la economía, las personas cuando estamos deprimidas buscamos una manera de salir de nuestro letargo, como eso que empleamos a modo de revulsivo nos ayuda a salir de la crisis personal nos “obsesionamos” con ello y perdemos la mesura, hasta llegar a un punto de euforia que se vuelve contra nosotros.
Pues en la economía sucede lo mismo, y además es muy rentable para el poder establecido. Desde el final de la dictadura hemos pasado por la crisis del petróleo en los años 70, luego vino la reconversión industrial en los 80, en los 90 la enorme crisis en la que se batieron records en cuanto a paro se refiere, viéndose el Gobierno de Felipe González obligado a devaluar la peseta, a esto le siguió la burbuja de las puntocom y la burbuja inmobiliaria, de la cual nacieron la crisis financiera y la crisis de deuda: ¡OLÉ!
Aun así, recuerden, que de cada una de estas crisis se ha salido reforzado; se sale con cicatrices, pero reforzado. Está claro que el ser humano ha perdido del todo el equilibrio (si es que alguna vez lo tuvo). Pero parece que tenemos que ceñirnos a este sistema de burbujas y crisis; y es que según los datos económicos, después de cada burbuja somos más ricos de lo que éramos antes de que se originase, lo cual significa que aprendemos mucho en los malos momentos para que la próxima vez que caigamos no estemos tan mal como la vez anterior.
Los Estados Unidos nos guian
En España es costumbre reírnos de lo incultos que son los estadounidenses, y mofarnos de sus alocadas prácticas, pero lo cierto es que son la mayor potencia mundial y que los demás países nos vemos abocados a seguir sus pasos, tanto si nos vienen bien como si nos vienen mal. Y el sistema que emplea Estados Unidos está claro: burbuja tras burbuja.
Para España, el proyecto olímpico Madrid 2020 era un modo de reengancharse a la burbuja inmobiliaria que tanta bonanza trajo al país. Aparte de volver a la senda de la construcción es una manera de justificar el desorbitado gasto que han hecho las autoridades Madrileñas construyendo y promocionando instalaciones que ya se están quedando obsoletas sin haberlas utilizado. España y los españoles deberían aprovechar esta época de depresión para reindustrializarse y cambiar de mentalidad, pero todo apunta a que hará falta otra burbuja para salir del atolladero. ¿Irá Madrid a por la candidatura de 2024, o cambiará el modelo de crecimiento español?
Image source: zero hedge
en pocas palabras has conseguido definir tanto al sistema como a la propia cultura que nos rige y a las personas en la que nos hemos convertido.excelente!