Muchas veces, cuando alguien plantea la posibilidad de pedir un préstamo para invertir el dinero en algo ponemos el grito en el cielo. El planteamiento es sencillo. Si no tienes dinero para invertir, no lo hagas, y menos te endeudes, cuando sabes que lo puedes perder todo.
Si ganas, podrás pagar la deuda y es posible que te quede algo, pero si pierdes, además de no tener el dinero, tendrás que devolver el préstamo, y esto puede suponerte una cadena de problemas con difícil solución.
Pero, ¿por qué la gente lo hace? Si lo pensamos desde otro punto de vista, es lo mismo que endeudarse para cualquier otra cosa. Tu te endeudas y pides un préstamo para comprar un coche, o para comprar una casa. Y estos también puedes perderlos, por otros motivos. O puedes quedarte sin trabajo, y no poder pagar las mensualidades. Con lo que tu situación final sería endeudado y sin casa.
Pero realmente, esto no es así, y ocurre en pocas ocasiones. Es cierto que durante lo últimos años, los desahucios y embargos han estado a la orden del día. Pero es una época puntual, de crisis en nuestro país, y de inestabilidad general en todos los mercados financieros. Las empresas ha menudo se endeudan para invertir en nuevas metas. ¿Qué sería de las nuevas empresas sin endeudamiento? Seguramente no habría ni un 10% de las que hay ahora, ya que son pocos los que disponen de ese dinero para invertir.
Un préstamo para invertir, por ejemplo en bolsa, tampoco es tan mala opción. Pongámonos en la situación de un mercado tremendamente bajo, con tipos de interés bajísimos que hacen que el conseguir un crédito sea casi de risa. Si sabemos que la bolsa y los mercados son cíclicos, es decir que vuelven a hacer el mismo recorrido una y otra vez, sabemos que subirán antes o después. Si no tenemos prisa en la recuperación de esa inversión, ¿por qué no hacerlo?
Es cierto que no todo se puede aplicar a todas las situaciones, pero con esto queremos decir que no es una idea tan alocada pedir un préstamo para invertir. Es algo que se hace todos los días con hipotecas , coches o estudios. Simplemente el dinero tiene un destino diferente.
